Forestal Tapebicuá: sin respuesta, endurecen cortes de la Ruta 14

EN VIRASORO HAY 430 TRABAJADORES CESANTEADOS La crisis de Forestal Tape­bicuá en Gobernador Vira­soro se agudiza y sus traba­jadores vuelven una y otra vez a manifestarlo en la ruta. El martes último confirma­ron que los cortes parciales sobre la Ruta Nacional 14 se mantendrán hasta mañana inclusive, pero con una du­ración extendida: una hora y media de interrupción del tránsito en cada turno.

Se trata de la continui­dad de una protesta que ya cumplió un mes y no tiene visos de solución. Al co­mienzo, los cortes eran de 45 minutos, luego pasaron a una hora y ahora se estiran a noventa minutos. La me­dida afecta directamente a uno de los corredores más transitados del Mercosur y refleja el hartazgo de los 430 trabajadores que siguen sin respuestas concretas.
El reclamo es claro: rein­corporación a los puestos de trabajo y pago de salarios atrasados. La planta perma­nece cerrada y los operarios acampan frente al portón, en un contexto de incerti­dumbre absoluta. "Nos sus­pendieron, después levan­taron la suspensión, pero seguimos sin poder trabajar porque la empresa no fun­ciona", relataron voceros de los empleados.
El conflicto se inició tras la paralización en Gobernador Virasoro de Forestal Tapebi­cuá, uno de los aserraderos más importantes del país, perteneciente al grupo Celu­losa Argentina, que atravie­sa un proceso concursal con una deuda cercana a los 200 millones de dólares.
Desde entonces, los traba­jadores quedaron en un lim­bo laboral: no fueron despe­didos ni perciben ingresos regulares.
El Gobierno provincial, en un primer momento, otorgó un subsidio de $ 250.000 por dos meses a cada em­pleado, pero esa ayuda ya se agotó. Y hasta ahora ningún funcionario de peso provin­cial se acercó hasta ahora al acampe, que mantiene en vilo a toda la localidad de Gobernador Virasoro.

 

 

NEGOCIACIÓN
En paralelo, crecen las versiones sobre una posible salida empresarial. Según publicó el diario El Cronis­ta, el gobernador Gustavo Valdés negocia personal­mente con el empresario misionero Miguel Ángel Da Rosa, de San Vicente, para que adquiera Forestal Tape­bicuá.
La operación, de con­cretarse, permitiría salvar unos 500 puestos de trabajo entre directos e indirectos, aunque aún no se llegó a un acuerdo.
Para tentar al grupo mi­sionero, la administración correntina habría puesto sobre la mesa créditos mi­llonarios del Banco de Co­rrientes y otras ventajas.
Da Rosa ya tuvo conver­saciones con Celulosa a fi­nes del año pasado, pero se había retirado al considerar que la estructura del aserra­dero estaba sobredimensio­nada.
En los últimos meses, el empresario adquirió Coama Sudamericana, una tradi­cional fábrica de laminados de Eldorado, lo que refuerza su perfil de jugador fuerte en el rubro forestal.
De todos modos, desde el entorno del misionero acla­ran que su eventual desem­barco en Virasoro depen­derá de apoyos financieros concretos para cubrir los primeros meses de sueldos y reactivar la planta.

 

LOS CORTES SIGUEN
Mientras tanto, los tra­bajadores aseguran que mantendrán los cortes. "No vamos a levantar hasta que haya soluciones reales. Queremos volver a trabajar, no queremos subsidios ni promesas", remarcaron.
La reunión prevista para este viernes entre operarios y representantes de la em­presa será clave para definir los próximos pasos.
Pero en el terreno, la ten­sión crece: vecinos, trans­portistas y productores de la zona ya advierten sobre los perjuicios de los cortes, aunque en su mayoría re­conocen la legitimidad del reclamo.
Con la ruta bloqueada parcialmente y la planta pa­ralizada, Virasoro vive una crisis sin precedentes en su industria madre.
Si la negociación con Da Rosa fracasa, el futuro de Tapebicuá se complica aún más, con el riesgo latente de que la crisis termine en la quiebra del grupo Celulo­sa y la pérdida definitiva de cientos de empleos.

 

PANORAMA CRÍTICO

El trasfondo financiero que arrastra a la forestadora


La crisis de Forestal Tapebicuá no puede entenderse sin analizar la situación de su casa matriz, Ce­lulosa Argentina, una de las prin­cipales compañías forestoindus­triales del país, que hoy enfrenta un panorama crítico.
La empresa se encuentra con­cursada y acumula una deuda cercana a los 200 millones de dó­lares, lo que le impide acceder a capital de trabajo y mantener en pie sus plantas.
En consecuencia, además del cierre de Forestal Tapebicuá en Gobernador Virasoro, también de­bió paralizar la planta de Capitán Bermúdez, en Santa Fe, dedicada a la producción de pasta celulósica.
El problema financiero se agra­va por denuncias cruzadas. El banco Valo, contratado para bus­car compradores y reestructurar la deuda, terminó enfrentado con los principales accionistas de Ce­lulosa. Su titular, el banquero Juan Nápoli, denunció maniobras frau­dulentas en la venta de acciones y pidió la intervención de la Comi­sión Nacional de Valores.
A este frente judicial se suman pedidos de quiebra presentados por acreedores. La firma brasile­ña Bbunker solicitó la quiebra de Celulosa en los tribunales santa­fesinos, mientras que Tecmaco Integral, proveedora de servicios de izaje, también recurrió a la Jus­ticia por deudas que superan los 50 millones de pesos en cheques impagos.
Estos reclamos generan el ries­go de que Celulosa se vea obliga­da a declararse en quiebra, lo que demoraría cualquier posibilidad de venta de activos y pondría en jaque los empleos.
La estrategia oficial de la em­presa es ganar tiempo con el con­curso preventivo, mientras busca desprenderse de sus principales plantas para cubrir deudas.
Sin embargo, el escenario es complejo: los potenciales com­pradores, como el empresario misionero Miguel Ángel Da Rosa, piden garantías y apoyo financie­ro estatal para absorber el pasivo y reactivar la producción. En este contexto, los trabajadores de Ta­pebicuá son las principales vícti­mas de una crisis que excede lo lo­cal y que responde a un derrumbe financiero de una de las empresas más emblemáticas del sector.