
A los 18 minutos del segundo tiempo, el delantero Guido Mainero puso el 1-0 de Platense sobre Huracán para darle al "Calamar" su primer título en 120 años de historia.
¡Platense es campeón del fútbol argentino por primera vez en su historia! El Calamar venció a Huracán y se quedó con el Torneo Apertura 2025 luego de una intensa final en el Estadio Único Madre de Ciudades de Santiago del Estero, el mismo en el que se había quedado a las puertas de la gloria hace dos años.
Guido Mainero, a los 63 minutos, anotó el único gol del partido. Un gol que se gritó en Santiago, adonde acudieron miles de hinchas de ambos equipos, pero también en Vicente López y en Saavedra, barrio al que el elenco marrón regresó en diciembre, coronando unos meses históricos para la institución.
Un gol que quedará por siempre en los libros de historia de un club que se fundó en 1905, hace exactamente 120 años, y que nunca había gritado campeón. Se le negó en 2023, cuando Rosario Central frustró sus aspiraciones en la Copa de la Liga, así como en 1916 y 1949, los otros años en los que fue segundo.
Ahora, de la mano de la dupla técnica conformada por Favio Orsi y Sergio Gómez, dos laburantes del fútbol, se le dio. Pero Platense tuvo que recorrer un argo camino para llegar a Santiago del Estero: fue sexto en la Zona B, con 23 puntos en 16 fechas, y luego eliminó a Racing en el Cilindro, a River en el Monumental y a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro.
Le faltaba solo un pasito al Calamar, que soñaba con el día más importante de su historia. Y lo dio en este inolvidable 1° de junio de 2025, una jornada que nunca olvidarán ilustres hinchas, como el Polaco Goyeneche, Alejandro Fabbri o el Momo.
Pero tampoco lo olvidarán los Nacho Vázquez, capitán y figura del equipo, o los Juan Pablo Cozzani, fundamental en el arco. Tampoco los Saborido, Salomón, Silva, Mainero, Herrera, Picco, Taborda, Lotti y Martínez, por citar los titulares esta tarde.
Porque el Calamar no fue un equipo de figuras, sino uno solidario, de laburantes, de tipos que fueron descartes en otros clubes o se hicieron en el ascenso. Sin estrellas, más allá de la calidad que tiene, por ejemplo, Vicente Taborda, su 10, cuyo pase le pertenece a Boca, Platense se plantó en todas las canchas y se consagró como merecido campeón.
A veces "acusado" de esperar mucho, replegándose en su cancha y dedicándose a neutralizar a su rival de turno, el Marrón salió a jugar este domingo en Santiago del Estero. Desde el inicio le jugó de igual a igual al Globo, dirigido por Frank Darío Kudelka, que buscaba ser campeón argentino por primera vez desde 1973, cuando festejó de la mano de César Luis Menotti.
Huracán, que había eliminado a Riestra, Central e Independiente, se sintió incómodo en el Único. Porque Platense no le cedió la iniciativa, sino que se la disputó. Solo algunas corridas del siempre peligroso Mazzanti, además de algunos tiros libres al área, inquietaron a Cozzani, que prácticamente no tuvo trabajo.
De hecho, las más claras en la etapa inicial fueron del equipo de la dupla Orsi-Gómez, como un cabezazo de Picco que hizo lucirse a Galíndez, un remate apenas desviado de Silva y un tiro libre que no pudo aprovechar Taborda.
La paridad era, sin embargo, justa, porque ninguno de los dos equipos había sido claramente superior. Y esa dinámica se mantuvo en el complemento. Probablemente la mayoría de los espectadores, al menos los neutrales, presagiaban un partido cerrado, sin dejarse encandilar por el apabullante triunfo de Paris Saint-Germain frente a Inter en la "otra" final del fin de semana, en Múnich.
Si el fútbol argentino de por sí es parejo, ni hablar de una final. Todos quieren ganar, pero nadie quiere perder. La gloria es enorme, pero también la desazón de quedarse sin nada, y más para equipos no acostumbrados a esas instancias, más allá de que en los últimos años, principalmente el Globo, protagonizaron definiciones.
Cuando la gran final entraba en un terreno de nerviosismo, sin claridad de cara a los arcos, apareció la jugada que definió el partido y el campeonato. A los 63 minutos, Taborda se hizo cargo de un tiro libre frontal y metió la pelota en el área, pero tras una disputa aérea esta quedó suelta.
Y Mainero, que nunca se desentendió de la jugada, la dejó picar una vez, la empalmó de lleno, como todos sueñan, y la clavó en el ángulo superior derecho de Galíndez, también como todos sueñan. Delirio de Mainero, delirio de Orsi, delirio de Gómez. Delirio en Santiago del Estero, delirio en Vicente López, delirio en Saavedra, en el predio de Manuela Pedraza y Crámer.
Desde ahí, Huracán empujó y empujó, sin claridad pero con amor propio, y se acercó a Cozzani, pero la más clara la tuvo Herrera, volante de Platense, que pateó de afuera y estuvo a punto de marcar el segundo.
No le alcanzó al Globo, que sumó su noveno subcampeonato de Primera División (fue campeón en 1921, 1922, 1925, 1928 y 1973, aunque en 2014 festejó la Copa Argentina y la Supercopa). Líder de su grupo de la CONMEBOL Sudamericana, superando a clubes como Corinthians y América de Cali, Huracán tuvo un tremendo semestre, pero la espina quedará porque nuevamente se quedó sin el título.
Y la gloria, la euforia, el llanto son de Platense, que después de 120 años sabe lo que es ser campeón. Hasta 2018 en la Primera B Metropolitana, hasta 2021 en la Primera Nacional, el año pasado a punto de jugar una copa internacional, un premio que consiguió para 2026, consiguiendo la clasificación para la CONMEBOL Libertadores, así como para el próximo Trofeo de Campeones... Platense es un justo campeón. Un gran campeón.