
La joven de 28 años fue vista por última vez el 2 de junio del 2023. Su cuerpo nunca fue encontrado. Casi 400 pruebas incriminan a su pareja, César Sena, y sus suegros, los líderes piqueteros más poderosos de Resistencia. Hoy están detenidos y empezarán a ser juzgados.
Hace dos años, Cecilia Strzyzowski entró a la casa de la familia Sena en la ciudad chaqueña de Resistencia y no salió con vida. El caso que sacudió a todo el país avanza hacia el juicio por jurados con siete personas imputadas, entre ellas su pareja, César Sena, y sus suegros, los exdirigentes piqueteros Emerenciano Sena y Marcela Acuña.
La causa, que parecía estancada en un espiral de presentaciones judiciales, recusaciones y planteos dilatorios, tomó ritmo en las últimas semanas con las audiencias preliminares. La defensa buscó separarse del juicio por femicidio, sacarse de encima al jurado popular y hasta intentó que el proceso se mude de jurisdicción. Nada prosperó.
Mientras tanto, los Sena siguen detenidos, sin beneficios, en una unidad de máxima seguridad. El clan ya perdió todo tipo de legitimidad en Chaco e incluso su barrio, que llevaba el nombre Emerenciano y era el antiguo bastión piquetero en Resistencia, hoy se llama “Papa Francisco”: sacaron las estatuas, los carteles y hasta los nombres de las calles. Los vecinos intentan salir de la sombra de los Sena mientras la Justicia avanza, lenta pero firme.
El último rastro de Strzyzowski fue el 2 de junio de 2023. La joven de 28 años fue filmada a las 9:16 de la mañana, cuando entraba con César a la casa de la calle Santa María de Oro 1460, con una valija negra en la mano. A las pocas horas, él salió solo. Ella nunca volvió a aparecer.
A ese lugar había ido con la promesa de un viaje al sur, donde soñaba darle un nuevo rumbo a su vida, con quien se había casado meses antes. Pero el hijo del clan piquetero más poderoso de Chaco tenía un plan macabro para ella.
De acuerdo a la hipótesis fiscal, ella se iba a ir a vivir con César en Ushuaia y ya tenían planificado todo: los vuelos y la casa donde iban a alojarse. Sin embargo, esos boletos nunca fueron comprados, según pudieron confirmar desde la Justicia luego de chequear en distintas aerolíneas con el número de documento de la víctima.
“Completamente convencida, Cecilia se despidió de su familia, empacó su maleta y buscó en Google información sobre dónde comer chocolates en Buenos Aires y qué obras sociales prepagas existían en Ushuaia”, explicaron los fiscales en el expediente que tiene más de 390 pruebas recopiladas hasta el momento.
Si bien ellos intentan desligarse del femicidio, el equipo de fiscales que tienen a cargo la instrucción sostienen que los padres se ausentaron a propósito ese día para dejarle el camino libre a su hijo. “Una vez dentro del hogar familiar, César dio muerte a su pareja”, agregaron. Así, aseguran que la habría asesinado en una habitación de la planta baja.
Más tarde, con ayuda de Gustavo Obregón -su chofer y asistente-, y en complicidad con Fabiana González (esposa de Obregón), cargó el cuerpo en una camioneta Hilux y lo llevó al campo Rossi, en Tres Horquetas, más conocido como “la chanchería”. Allí, según la investigación, lo incineraron junto a Gustavo Melgarejo y Griselda Reinoso, encargados de “vigilar” el fuego durante toda la noche. Ese infierno fue apenas el principio.
El cuerpo de Strzyzowski jamás apareció, solo se encontraron restos de la valija con su ropa y un dije en forma de cruz que le había regalado su abuela, entre otras pertenencias que fueron encontradas parcialmente quemadas en un campo que le pertenece a los Sena. También encontraron cenizas y pedazos de restos humanos adentro de una bolsa cerca del río Tragadero, pero el ADN no se pudo extraer porque los huesos estaban totalmente calcinados.
“Es crucial subrayar que la ausencia del cuerpo de la víctima no impide en absoluto abonar la hipótesis de un homicidio. La investigación, el juicio y la futura condena no dependen de la recuperación del mismo, sino de la corroboración de los hechos. De lo contrario, se estaría admitiendo la impunidad de quienes perpetraron el homicidio y lograron ocultar eficazmente el cuerpo de la víctima”, aclararon los fiscales.
La relación entre Cecilia y César estuvo marcada por la violencia en distintas formas, desde física hasta económica y psicológica. Si bien aparentaban tener una relación afectuosa, los testimonios de familiares confirman que el joven la aisló gradualmente de su círculo cercano.
“Cecilia era víctima de violencia de género”, concluyeron los fiscales en base al testimonio de la psicóloga que atendía a la joven de 29 años antes de su muerte. También pudieron descifrar que los padres de César, Marcela Verónica Acuña y Emerenciano Sena, nunca aceptaron la relación con su hijo.
El examen completo de las pruebas reveló que César Sena se encontraba “bajo un control significativo por parte de sus padres”, no solo en aspectos financieros, sino también en decisiones cruciales de su vida. “La influencia directa de sus padres sobre él está estrechamente relacionada con sus acciones, incluso en relación con su pareja”, detallaron.
“Esto se evidencia con el testimonio de un testigo protegido, quien transmitió que Cecilia Strzyzowski expresó sentirse atrapada en medio de conflictos familiares y que deberían divorciarse por una cuestión de herencia de él, lo que ella no le perdonaba, pues consideraba que él había ‘vendido’ su matrimonio, poniendo ‘precio a su amor’”, añadieron.
Entre las pruebas también fue incorporada una pericia caligráfica que determinó que la firma de Strzyzowski en la demanda de divorcio era falsa. Los fiscales de la causa sospechan que el clan Sena la habría adulterado por motivos económicos.
Cecilia y César Sena se separaron tan solo cuatro días después de contraer matrimonio, pero ni siquiera la mamá de la joven lo sabía. Todo salió a la luz después de la desaparición y asesinato de la víctima. Para la Justicia, la familia de su esposo clonó su firma para romper el vínculo y evitar que se quede con su fortuna.
“La evaluación conjunta de las pruebas permite concluir que Cecilia Marlén Strzyzowski perdió la vida como resultado del accionar de su pareja, Cesar Sena, y de sus progenitores, quienes otorgaron una colaboración esencial, tal como se desprende de la valoración del plexo probatorio, de acuerdo con el criterio de la sana crítica racional”, expresaron los fiscales.
El clan y su séquito intentaron torcer el rumbo judicial de todas las formas posibles. La semana pasada, durante las audiencias preliminares, la defensa pidió dividir los juicios: Obregón, Melgarejo, Reinoso y Fabiana González, los cuatro acusados por encubrimiento, querían ir por carriles separados, con un juicio ordinario.
Los Sena también presentaron una recusación contra el fiscal Juan Martín Bogado, a quien denunciaron por presunto ofrecimiento de beneficios, y solicitaron que todo se traslade fuera de Resistencia, por “conmoción pública”.
No solo no lo lograron, sino que quedaron aún más expuestos. En plena audiencia, cuando los periodistas fueron autorizados a entrar, tanto Marcela Acuña como su hijo se reían, posaban con cinismo y hasta hicieron gestos obscenos. Un show grotesco en medio del dolor.
El Equipo Fiscal Especial, compuesto por Bogado, Nélia Velázquez y Jorge Cáceres Olivera, ya adelantó que no moverá un centímetro su línea acusatoria y sostienen que el crimen fue planificado, que hubo roles asignados y que se intentó borrar todo rastro para garantizar la impunidad.
Hasta el momento, César Sena está imputado como autor de un homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haber sido cometido en contexto de violencia de género. Sus padres, Emerenciano y Marcela, como partícipes necesarios del femicidio.
Obregón, Melgarejo, Reinoso y González serán juzgados por encubrimiento agravado, aunque sus defensas siguen intentando despegarse de los principales acusados y reducir su implicancia en el hecho. Sostienen que ellos seguían órdenes y que no sabían que dentro de la frazada que sacaron de la casa de Santa María de Oro estaba el cuerpo de Cecilia.
Las audiencias seguirán esta semana: el martes a las 16 y el jueves por la mañana. En estas jornadas se espera que las partes ofrezcan las pruebas y se definirá la teoría del caso, el paso final antes de seleccionar al jurado que tendrá en sus manos el veredicto. Será entonces cuando Resistencia se convierta en el epicentro de uno de los juicios más relevantes de los últimos años.
Mientras tanto, la familia de Cecilia sigue luchando por justicia. Su mamá, Gloria Romero, se mudó al sur por seguridad, pero sabe que deberá volver para declarar en el juicio. No estuvo presente en las últimas audiencias por problemas de salud, aunque sigue muy de cerca cada novedad del expediente.
De bastión piquetero
Hasta hace dos años, el barrio donde vivían los Sena era prácticamente un feudo. Se llamaba “Barrio Emerenciano” y funcionaba con reglas propias: verticalismo, obediencia y símbolos ideológicos por todos lados con referencia al socialismo.
También manejaban su economía, a tal punto que se descubrió que movían una caja millonaria que provenía del Estado. Esto le costó las elecciones a su líder político, Jorge Capitanich, pero además una causa penal por lavado de dinero que tramita en la Justicia Federal.
El barrio está ubicado a menos de 6 kilómetros del centro de Resistencia. En la entrada había una escultura de un puño cerrado, calles con nombres como “Milagro Sala”, “Che Guevara” o “Salvador Allende”, y hasta una escuela pública con guardapolvos rojos estampados con la cara del Che. Hoy todo eso cambió.
A fines de abril de este año, el barrio se rebautizó “Papa Francisco” y comenzó un proceso profundo para quitar los símbolos, los carteles, los nombres de calles y las referencias al movimiento piquetero.
La escuela, que era de gestión social, pero manejada con criterios ideológicos, pasó a depender completamente del Ministerio de Educación del Chaco. Los docentes ya no responden a una organización política, sino a un plan pedagógico oficial. El uniforme rojo fue reemplazado por el guardapolvo blanco.
Estos cambios fueron materializados después de la detención de los líderes piqueteros y fue encabezado por el presidente del Concejo Deliberante de Resistencia, Alejandro Aradas, que presentó un proyecto que fue aprobado por mayoría.
“El retiro del puño significó la vuelta a la normalidad, a vivir bajo las mismas normas, a terminar con tantos años de impunidad y abuso de poder, el hacer lo que querían porque sabían que tenían la protección política del Gobierno provincial. Ellos eran los dueños de ese barrio y de sus instituciones, centro de salud, escuelas, y ponían los nombres que ellos querían a las calles, al barrio, a las plazoletas. Eran un Gobierno paralelo”, aseguró Aradas a TN.
En lo social también se notó el giro y los vecinos ya no responden a un mando único. Se involucran en proyectos culturales y comunitarios, y aunque todavía quedan algunos resabios del viejo poder, la mayoría intenta reconstruir un tejido vecinal más horizontal. Incluso el centro de salud del barrio pasó a depender 100% del Estado provincial.
“Se modificó muchísimo en el barrio, pero no se trata de un cambio de aspecto superficial, sino de estructuras en cuanto al trato con la gente y al cruce social”, dijo a TN el periodista Javier Muniz, vecino de la zona y quien siguió de cerca el proceso de transformación. “Queda alguna pintada, alguna bandera levantada por bronca o nostalgia, pero ya no existe más el control total de antes”, cerró.